La Policía Mexicana Está Cazando Gringos en Fuga
Desde 2002 estos policías se han dedicado a atrapar a los extranjeros que se esconden en México.
ALGÚN LADO EN LA FRONTERA, México.— Son cerca de las tres de la mañana de un martes cualquiera en alguna frontera de México. Un grupo de policías -ninguno pasa de los 40 años-, comienza a reunirse en un insospechado edificio: paredes blancas, ventanas de casa, una cochera. Ninguna señal de que aquí son las oficinas centrales de ‘Los Cazagringos’, un grupo de policías de élite dedicados a atrapar a los estadounidenses que, buscando evadir la ley en su país, vinieron y se escondieron en México.
En pocos minutos el grupo está listo. Tienen sus armas, los radios y han realizado una breve junta para estar en la misma página respecto al plan de acción. Hoy vamos tras Manuel Ricardo Mendoza, nacido en 1972, originario de Texas y requerido por su país por tráfico de fentanilo.
La noche en esta frontera comienza a enfriar. El convoy de pick-ups sin marcar entra en un vecindario problemático. En los últimos meses aquí han matado a más de 8 personas con arma de fuego. “Un barrio caliente”, dice uno de los Cazagringos.
Por razones de seguridad no podemos revelar sus identidades, pero si decir que todos han sido entrenados por varias agencias federales de Estados Unidos, preparados para utilizar la inteligencia en su favor y son catalogados por su contraparte en Estados Unidos como “la mera verga”.
Hemos llegado a la guardia de Mendoza. Los Cazagringos estacionan sus vehículos y casi sin detenerse se bajan de ellos. Inmediatamente hace un despliegue impresionante: dos de ellos a bloquear las cámaras de seguridad, dos más por las azoteas, tres a la puerta principal y el resto apuntando a la vivienda por si Mendoza decide que hoy es un buen día para morir en la raya. Todo esto sucede casi en total silencio.
De pronto un golpe que hace eco en los pasillos del vecindario. ¡Policía! ¡Al piso! Entran algunos cinco de los diez agentes que están en el operativo. A mi me llaman a entrar una vez que la situación está bajo control.
En el suelo está quien asumo es Mendoza, aún en calzoncillos. El traficante dormía mientras los agentes entraban a por él. Su novia también está en el piso. Los agentes le quitan el celular y la ponen en un rincón de la habitación. Los agentes revisan toda la propiedad minuciosamente, pero de prisa, saben que hay que salir pronto del vecindario o podrían llegar los hombres que trabajan con Mendoza.
Antes de que los vecinos pudieran siquiera asomarse por las ventanas, el convoy, con Mendoza, está ya fuera del vecindario y rumbo a uno de los puentes internacionales que conecta a México con Estados Unidos.
Mexico y Estados Unidos, casi desde los inicios de la administración del ex presidente Andrés Manuel López Obrador, no han mantenido una relación diplomática estable en temas de seguridad. En algún punto de la pasada administración del partido dominante MORENA, se expulsaron dos aeronaves de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos conocida como DEA por sus siglas en inglés. Además se le prohibió a los agentes estadounidenses en suelo mexicano portar armas de fuego.
Pero lo que sucede esta noche -y casi a diario- entre los agentes de a pie en ambos países va más allá de lo que los políticos en Washington y Ciudad de México puedan decir o hacer.
El convoy conduce en sentido contrario a la mitad del puente internacional. Del lado de Estados Unidos un grupo de agentes de los US Marshalls, la DEA y policías estatales ya esperan la entrega de “el paquete”. El agente a cargo de la operación de los gringos me saluda efusivamente, es un amigo de confianza.
—¡Estas con la mera verga en México— me grita mientras se acerca extendiendo su brazo derecho para saludarme. A mi me da gusto que ambos se conozcan y se respeten a tal grado que dejen de lado la diplomacia binacional.
Mendoza es entregado a la mitad del puente. Los agentes toman fotografías de la entrega como evidencia para sus superiores. Se saludan cordialmente y se despiden diciendo “nos vemos de nuevo pronto para el siguiente encargo”. La operación Cazagringos ha terminado…por hoy.
*Unirse a las filas de Los Cazagringos para informar sobre esta historia no fue tarea fácil: salir en operativos a las 3:00 a.m. en México, ganarse su confianza y garantizar mi propia seguridad son solo algunos de los riesgos que asumí para llegar aquí. Por favor, considera suscribirte por solo $5 para ayudar a que mi trasero se mantenga a salvo y seguir leyendo esta historia.
Los Cazagringos